POR QUé TENEMOS QUE APRENDER A VOLAR COMO LOS COCHES CHINOS

Vivimos los contrastes del Salón de Pekín, entre la euforia de las novedades y el desconcierto de los fabricantes occidentales.

25 minutos. Ese es el tiempo que hay que esperar para entrar en el estand de Xiaomi donde se expone el SU7, la berlina eléctrica presentada hace cuatro semanas, que ya ha alcanzado los 75.000 pedidos. Para verlo hay quien pasa, quien empuja, y ni siquiera es día de puertas abiertas al público.

El ambiente entre periodistas, influencers, directivos, concesionarios y demás personas que abarrotan los pasillos de este Salón del Automóvil de Pekín es increíblemente animado. Todo el mundo está ansioso por ver en directo la próxima primicia mundial, porque hay muchas (117 para ser exactos), una tras otra, como en un país de los juguetes donde las sorpresas nunca se acaban.

Incluido un coche volador, tipo cuadricóptero, con ocho hélices de carbono en el techo. "Para usted, esperamos estar en el mercado en dos años", explica sonriente un responsable de marca de Xpeng, que un momento después me pide mi contacto de WeChat para enviarme el catálogo en inglés. "Mire, le enseño este otro modelo que queremos lanzar el año que viene y ¡puede hacer volar a dos personas!".

Su optimismo es contagioso, como el de quienes muestran los 'mundanos', pero no por ello menos futuristas, hiperdigitales y estrictamente eléctricos coches chinos. Es difícil no dejarse llevar por la euforia, pero hay quienes participan en los festejos manteniéndose un tanto al margen: los fabricantes tradicionales de automóviles. Principalmente los europeos.

Las superestrellas chinas del automóvil

Se nota al pasear por los pabellones. El termómetro es el número de personas que miran los coches, pero sobre todo, se afanan en filmarlos armados con smartphones y trípodes.

Toda la atención está puesta en ellos, en los coches chinos. Y la razón es sencilla: los eléctricos son más innovadores y, por tanto, deseables que los occidentales.

El público asistente a la presentación del monovolumen Zeekr Mix

Denza Z9 GT

Xiaomi SU7

Al fin y al cabo, no hace falta tener un ojo especialista para darse cuenta de que lo que se ve en los estands de Audi, Cadillac, Ford, Mercedes-Benz o Jaguar Land Rover es algo ya visto. Sin embargo, hay intentos: Volkswagen, por ejemplo, presentó un concept car llamado ID. Code, diseñado específicamente para responder al mercado chino, tanto en términos de estilo como de tecnología. 

El concept car Volkswagen ID. Code

Los alemanes, a contracorriente

El aire de resignación entre las marcas occidentales no engloba a BMW, que es de hecho el único fabricante que trae al Salón de Pekín un coche realmente nuevo, el MINI Aceman, construido en China y vendido en todo el mundo.

Conclusión de la rueda de prensa en el estand de BMW

Presentación del MINI Aceman

En el estand están él y esos modelos de BMW que en Europa nos han hecho arrugar la boca, bien porque tienen un doble riñón demasiado grande, bien porque el diseño general no convencen. Son precisamente esos coches los que gustan aquí y los que han permitido a BMW superar a Mercedes-Benz y Audi.

Los directivos alemanes no comentan las ventas en la rueda de prensa, pero recuerdan (hablando un chino fluido) cómo China es el segundo hogar de la marca porque "las preferencias de los consumidores chinos traen innovación". Y se van con los aplausos del público.

Stellantis no se deja ver

Si BMW ha sabido hacerse querer por aquí, hay quien ha decidido no presentarse: Alfa Romeo, Citroën, DS, Peugeot, Maserati e incluso Ferrari. ¿Ausencias justificadas? Depende del punto de vista. A excepción de Ferrari, que no participa en los salones del automóvil desde hace tiempo (a diferencia de Lamborghini, que presentó el nuevo Urus híbrido enchufable en Pekín), para las marcas de la órbita de Stellantis la señal no es positiva y confirma las dificultades tanto de Maserati como de DS. Para Alfa Romeo hay un problema de falta de disponibilidad de coches adecuados para este mercado.

De ahí la esperanza de que se trate de una ausencia táctica, a la espera de la llegada de nuevos coches. Y quizás los frutos de la alianza con la china Leapmotor se muestren en poco tiempo. 

Lamborghini, única marca italiana presente en el Salón del Automóvil de Pekín

Ahora nos toca a nosotros

Vuelvo de Pekín con una certeza: este salón ha consagrado a China como el nuevo ombligo del mundo del automóvil. La fuerza de este país reside no sólo en el tamaño de su mercado, sino en el desbordante afán de innovación que sólo puede tener una sociedad tan joven, dinámica y con una altísima competencia interna.

Si nosotros inventamos el coche, ellos lo están reinventando. Y también podrían hacerlo volar. Imaginarse compitiendo contra ellos no es fácil, las tensiones comerciales con Europa son comprensibles, al igual que las preocupaciones políticas por nuestro sistema industrial. Pero la revolución del automóvil está ocurriendo aquí y no puede detenerse. 

Varias novedades del Salón de Pekín 2024

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